Frente a una parcela triangular y en extrema pendiente, unas magníficas vistas que invitan a mirar hacia el horizonte, flotando entre el mar y el cielo. Lejos de asentarse sobre el terreno rocoso de la compleja parcela, la casa queda completamente en voladizo. El pescante en un extremo, y un muro únicamente atravesado por el acceso al atrio de la piscina, en el otro extremo, sirven de apoyo para el cuerpo principal de la vivienda, que, sin soportes inferiores, flota gracias a la colaboración conjunta de las losas y muros, materializando una pieza rígida, donde suelo, techo y paredes participan de la resistencia frente a la flexión causada por 18m de luz y 8m de vuelo. Estructura y arquitectura se funden en un solo objeto construido, donde la coordinación de los equipos de proyecto resulta fundamental para un resultado unitario de calidad.
La cimentación en el macizo rocoso permite que la casa parezca emerger de la montaña, gracias a la elevada capacidad portante del nivel de apoyo, junto a la ejecución de 4 anclajes en profundidad para movilizar tracciones en la zona trasera de la zapata principal del pescante.
Además de las adecuadas prestaciones estructurales de la obra finalizada, este proyecto precisó del diseño, cálculo y ejecución del sistema provisional de cimbrado de las losas y muros del cuerpo volado, consiguiendo resolver la construcción con una fracción del coste presupuestado inicialmente. Se aprovechó de forma ingeniosa la capacidad portante de las pantallas enterradas en la roca, para volar un emparrillado metálico provisional, lo que, junto a la correcta planificación temporal del proceso de hormigonado, condujo a un sistema singular de ejecución, seguro y económico.
