Colaboradores
Vicent Monfort Orenga
Eric Morant Vidal
Dos láminas de agua proyectándose desde la montaña y fundiéndose con el horizonte del mar. Bajo el agua, y sobre el agua, volando desde la roca, la vivienda se esconde del entorno agresivo, concentrándose en captar la belleza del peñón recortado sobre el cielo y el mar. Un gran voladizo emergente desde la roca, todo un reto estructural.
Dos planos a distinta altura, materializados como láminas de agua, son sustentados por una estructura, singular, tanto por sus grandes voladizos, como por su ubicación en una parcela con gran desnivel. Para salvar dicho desnivel, se proyecta un núcleo de comunicaciones verticales, que conecta el nivel de calle con las distintas plataformas que conforman la vivienda.
Las sucesivas plataformas en voladizo se resuelven con soluciones distintas que, en conjunto, forman una única estructura, rígida y unitaria. El voladizo de planta baja de casi 4m, parcialmente cargado por una lámina de agua permanente, se resuelve con losas macizas, que se escalonan reduciendo el peso propio y consiguiendo unos espesores mínimos en los extremos.
La cubierta salva un gran voladizo de más de 7m debido al requisito de planta diáfana sin apoyos intermedios, además de por el hecho de que estos quedarían apeados sobre la losa inferior en voladizo. Se plantea un entramado de perfiles metálicos que van perdiendo sección para reducir su peso hacia el extremo del voladizo, con el objetivo de reducir las deformaciones. Este entramado estructural se conecta en su parte posterior al núcleo de comunicación vertical, construido en hormigón. De este modo, además de permitir el acceso a la cubierta, sirve de anclaje del cuerpo volado.
