Una vivienda en “L”, con dos niveles, buscando la horizontalidad y volcarse hacia el atrio interior. La estructura de esbeltos muros y losas de hormigón armado potencia los objetivos de proyecto, permitiendo los juegos sutiles de la geometría en los encuentros rasantes, a la vez que la ausencia de soportes en toda la vivienda, salvo por los dos puntos de apoyo metálicos, ocultos en la pieza de mobiliario entre salón y comedor.
La colaboración estructural entre losas y muros de forma tridimensional, permite que los muros del nivel superior no necesiten llegar a la cimentación, liberando las exigencias estructurales de la planta inferior, para mayor aprovechamiento de los espacios.
La precisión geométrica, la excelencia constructiva y el sutil sistema estructural se convierten en apoyo de la magnífica arquitectura, más allá incluso de las cuestiones puramente estáticas.