La forma de la vivienda surge de la intersección de dos prismas ortogonales, colocados uno sobre el otro, y emergiendo el superior en voladizo desde el inferior. La tranquilidad del cuerpo inferior contrasta con el atrevido gesto del volumen volado sobre la piscina, configurando un atrio virtual donde se vive el exterior de la casa.
El volumen inferior se plantea mediante muros de hormigón paralelos sobre los que descansa una losa maciza de hormigón a modo de cubierta, cuyos bordes reciben un tratamiento singular, en función de la orientación y de los requisitos de rigidez. Así, hacia el Norte, la cubierta dobla y baja configurando una viga de canto descolgada, que permite dejar en voladizo una de sus esquinas. Mientras, al Sur, donde la casa mira a la piscina, el borde se reduce a la mínima expresión, resuelta mediante perfilería metálica.
Para resolver el gran voladizo del volumen superior se recurre a un sistema de losas macizas y muros de hormigón armado, que permiten volar los primeros 4.5m libres de apoyos que se prolongan mediante una estructura metálica, más ligera, para formar el cerramiento del muro, en vuelo sobre la piscina. En el arranque del voladizo la coincidencia de los muros de hormigón armado compartidos en ambos volúmenes permite vincularlos a los forjados inferior y superior, configurándose un conjunto estructural de gran resistencia y rigidez, compensando de esta forma la tracción generada en las losas por el descenso del voladizo en su extremo y, por tanto, reduciendo las deformaciones.