Colaboradores
Marc de Diego Adam
Sobre la cima de la montaña, entre el mar y el paisaje interior, emerge un volumen prismático que captura ambos escenarios. Se trata de un cuerpo en voladizo que avanza desde un basamento semienterrado, adaptándose al desnivel de la parcela, formalizando un juego de volumetría claro y rotundo.
Los muros y losas de hormigón armado, en colaboración con la rigidez que aportan las vigas peraltadas de 90cm de canto en cubierta, permiten salvar las luces de 14m en la dirección transversal de la vivienda, con un voladizo en la dirección longitudinal que supera los 7m.
Los condicionantes de esbeltez en la losa volada de planta baja, junto con la desconexión de este elemento con el resto del basamento producida por la rasgadura horizontal proyectada, hace necesaria la participación de la compartimentación interior como elemento estructural para garantizar el comportamiento conjunto y solidario de toda la estructura.