Un pescante imposible, surgiendo desde un esbelto muro. Dos planos inclinados opuestos, que surgen del pliegue del plano del suelo y formalizan la cubierta de las rampas de entrada y salida del aparcamiento en el nivel inferior. La reconstrucción de la plaza desde el vacío: bajo la huella de las marquesinas, y en el espacio entre ellas.
Al igual que el contorno de las marquesinas resulta de gran libertad compositiva respecto de la ortogonalidad de las trazas de la plaza, los planos que configuran las propias cubiertas resultan oblicuos en ángulos diversos con respecto al plano horizontal de apoyo de la plaza. La construcción geométrica de precisión se convierte en un reto tan exigente como el propiamente estructural.
La marquesina principal vuela casi 20m surgiendo desde un muro de tan solo 20cm de espesor en su alzado trasero. Sin embargo, dicho muro, trapezoidal en planta, crece en espesor hasta los 2m, para servir de cuerpo rígido de arranque de la marquesina. Ésta se resuelve mediante dos vigas metálicas en cajón, de canto variable, y costillas transversales de chapa de acero, que se adaptan a los planos oblicuos superior e inferior. A modo de casco de barco, las vigas centrales como quilla, y las costillas transversales como cuadernas, resuelven todas las marquesinas de forma unitaria.